El Bótox actúa sobre las arrugas faciales dinámicas, esto es, aquellas que aparecen con mayor frecuencia ante ciertos gestos de la cara, como puede ser sonreír o fruncir el entrecejo. El Bótox se inyecta en los músculos que, debido a su movimiento, producen estas arrugas y consigue que se relajen. Las arrugas en un primer momento se suavizan para después de un tiempo desaparecer casi por completo.

Generalmente, las arrugas que pueden ser tratadas con Vistabel o Bocouture son las que aparecen en la frente, el entrecejo y las perioculares o “patas de gallo”, si bien existen otras zonas en las que su uso es posible.

El bloqueo muscular producido dura un tiempo limitado, pasados de tres a seis meses el músculo tratado vuelve poco a poco a recuperar su movilidad, lo que conllevará a la reaparición de las líneas de arrugas generadas por su movimiento. Esta desventaja puede ser vista como una ventaja, ya que hace del Botox un tratamiento reversible en el que se pueden corregir las excepcionales complicaciones que puedan aparecer.                                              

El tratamiento, cuya duración oscila entre los cinco y los diez minutos, consiste en la aplicación de una pequeña cantidad de líquido mediante finas agujas en el músculo correspondiente, no es doloroso, si bien el paciente puede apreciar leves molestias durante la aplicación definidas usualmente como ligero escozor. Tras el tratamiento no se debe guardar ningún tipo de reposo, tan solo se deben tener en cuenta ciertos cuidados como evitar frotarse la cara o acostarse en las cuatro horas posteriores, para que el medicamento inyectado no se propague a otras zonas.

Los riesgos asociados al tratamiento son los de cualquier inyección, principalmente un riesgo mínimo de alergia. En el 1% de los pacientes puede ocasionarse una ligera y breve caída del párpado superior, que suele durar entre dos y tres semanas. También puede producirse un pequeño hematoma en la zona de la inyección, hormigueo en la zona o leve dolor de cabeza. Estas alteraciones son pasajeras y totalmente reversibles. La toxina botulínica ha venido empleándose con diversas indicaciones desde hace 20 años y ha sido aplicada a más de un millón de personas sin que se hayan demostrado efectos secundarios notables.  

Otro tratamiento para los que la toxina botulínica es de gran utilidad es la sudoración excesiva, tanto en manos como en axilas. En este caso el efecto también es temporal, pero al igual que en la reducción de las arrugas el resultado de los tratamientos va siendo más duradero. Asimismo, con asiduidad se emplea la toxina botulínica combinada con implantes de ácido hialurónico para reducir arrugas más gruesas. Estos implantes son fundamentalmente ventajosos para moldear los labios o borrar las arrugas entre la nariz y la boca.

Con frecuencia se administra toxina botulínica junto con implantes de ácido hialurónico para disminuir las arrugas más gruesas. Estos implantes son especialmente útiles para moldear los labios o las arrugas entre la nariz y la boca.